Tenía yo aproximadamente 12 años cuando unas amiguitas me invitaron a celebrar, en su casa, el cumpleaños de una de ellas.

Yo, como era la costumbre y lo que había aprendido con mis amigas, pedí permiso a papá para ir. El, al escucharme, me miró con cara de sorpresa y me dijo: “No tienes por que pedir permiso, tú eres libre de decidir a dónde vas. Aquí están las llaves de la casa”

En mi interior saltaba de la alegría, me sentía grande, que emoción… ¡no tenía que pedir permiso a nadie!, eso quería decir que yo era libre de ir donde quisiera y ¡a la hora que quisiera! Yujuuuu… eso sonaba fantástico para mí.

Pero mi emoción duro muy poco. Papa había fingido retirarse y de repente se volvió a mí y con mirada serena pero muy fija, me pegunto: ¿Las niñas a dónde vas son confiables para ti?, ¿conoces a los adultos?, ¿también ellos son confiables para ti? Entiendo que es un cumpleaños, ¿ya compraste el regalo?, ¿quién te acompañara tanto de ida como de regreso?, porque entiendo que es por la noche y pues, supongo que no te iras sola.

¡Cielo santo! Cuantas preguntas y ni una sola repuesta de mi parte. ¿Cómo así? ¿Todo eso era necesario tenerlo en cuenta para ir a una fiesta?, ¿Cómo así que papá ahora estaba poniendo en mis manos semejante responsabilidad? ¿Luego no son los padres los que tienen que hacer eso por sus hijos?

Por mi mente pasaban velozmente toda una serie de creencias. Siempre escuché decir a mis amigas que había que pedir permiso y papá me decía que yo no lo necesitaba, sin embargo, no sabía que responder a sus preguntas.

Me imagino que ahora ustedes, que leen este cuento, sabrán lo que sucedió a continuación, ¿lo adivinan? ¡No hubo fiesta para mi!. Me fui al cuarto a reflexionar sobre todo lo que papá me había dicho, a reflexionar sobre sus preguntas  y de pronto me di cuenta que con esas palabras me había entregado las llaves, no de la casa, sino las llaves de mi vida.

Comprendí que sus palabras habían hecho que yo conociera lo que significa ASUMIR, lo que significa HACERSE CARGO.

Sé que en ese momento me dio el regalo de la libertad, la libertad de tomar mis propias decisiones y asumir el resultado de ellas.

Así que hoy te invito a reflexionar acerca de la importancia de ASUMIR.

• ¿Qué pasaría contigo si asumieras al 100% tu vida?
• ¿Qué sucedería si asumieras el resultado de todos tus actos sin culpar a nadie?

Asumir es una de las herramientas más poderosas que existen en el universo. Nos proporciona la libertad de vivir totalmente las experiencias que la vida nos otorgue, sin culpar a nada ni a nadie. Asumir es estar con nosotros mismos, lo cual nos permite respetar las experiencias de los demás y abrirnos en corazón y mente a relacionarnos de manera armónica.

Cuando llegamos al estado de ASUMIR totalmente todos los actos de nuestra vida, ya no necesitamos que nadie nos vigile, ni nos ordene, ni nos controle.

Al desarrollar esta característica los contrastes difíciles y dolorosos comienzan a alejarse de manera importante, porque la vida, en su sabiduría, no nos pone a repetir las experiencias que con el ASUMIR le demostramos que ya no son necesarias para nosotros.

ASUMIR nos da la posibilidad de vivir en PAZ aún allí en donde no la hay, porque cuando asumimos, es cuando realmente nos apropiamos de nuestra vida y de nuestros resultados y cuando somos dueños de nuestra paz y felicidad, entonces no podremos perderla ante nada ni ante nadie.

Mientras no asumamos, seguiremos atados a la culpa y a la infelicidad que trae, el no ser dueños de nosotros mismos.

Así que observa cuáles son esos aspectos en los que culpas a otros, o a las situaciones en general, porque ahí justamente encontrarás las oportunidades que la vida te está mostrando para aprender a asumir y a asumirte.

Verás que cuando asumimos nuestras relaciones son mucho más armónicas, nuestra prosperidad es mayor y todos nuestros resultados mejoran.