Definitivamente estamos viviendo momentos de grandes pruebas, de grandes cambios, y una inminente transformación cultural, social y económica en nuestro planeta. Estos son momentos trascendentales para el mundo y sobre todo para aquellos quienes ya tienen una ventana abierta a realidades distintas a las que se viven de manera “normal” en nuestro medio.
Esta experiencia planetaria, hace parte de un programa de la pedagogía Universal. Hoy nosotros no alcanzamos a dimensionar los profundos cambios que se están originando y que darán como resultado una civilización más consciente, más despierta y más humana.
Todo lo que está sucediendo, la caída de los valores humanos, el caos que vemos por todos lados, el aumento en las enfermedades desconocidas por la medicina, las guerras, etc., nos muestra algo tan evidente y que de una manera inconsciente nos hemos negado a ver.
Lo IMPORTANTE, ¿Qué es lo importante? ¡DESPERTAR! Despertar de ese sueño en cual nos hemos mantenidos por tantos años, creyendo que lo importante era el trabajo, ganar dinero, estudiar una profesión, forjar una economía sólida, tener una familia, etc., y por favor no me vayan a mal entender, no estoy diciendo que eso no esté bien, ni que no sea necesario, todo lo contrario; todo eso es necesario. En donde nos perdimos del camino fue cuando creímos que eso era todo y nada más, y de pronto hacer un poco de oración, asistir a un rito religioso o meditar, no hacer mal a nadie, (por lo menos conscientemente) era suficiente para ser Espiritual y para estar en la Gracia de Dios.
Nos perdimos cuando no nos dimos cuenta que necesitamos trabajar sobre nosotros mismos, aprovechando las circunstancias y situaciones que la vida diariamente nos presentaba y nos presenta; nos perdimos cuando creímos que si las cosas no salían bien, teníamos que sufrir y luchar; que si una relación no funcionaba y éramos agredidos estábamos siendo víctimas. Que teníamos que defendernos y pelear para no dejarnos “pisotear” de los demás y fuimos cayendo en el vicio mental de culpar a otros de nuestras situaciones y no aprendimos a asumir, no aprendimos a aceptar que la vida nos coloca en el camino las experiencias de diferentes índoles, con la finalidad de que pudiésemos aprender de ellas y como resultado, crear en nuestro interior un caudal de felicidad y bienestar.
Creímos que si nos enfermábamos éramos de malas y así sucesivamente, culpábamos al mundo de nuestras desgracias.
Y sin darnos cuenta nos fuimos autoimponiendo limitaciones que cada día dábamos por sentado que era lo correcto, y como el elefante amaestrado que un día ya no hizo nada para moverse porque creía estar atado a un poste imaginario, nos volvimos inmóviles al no querer movernos del lugar desde donde creíamos tener la razón, desde donde creíamos que era lo único que existía y además sentíamos que no había nada más que hacer, y nos olvidamos de lo IMPORTANTE. Nos olvidamos de DESPERTAR, porque es que hemos estado dormidos a los cambios que se dan a nuestro alrededor y nos los percibimos, por que el sueño de nuestra ignorancia nos mantiene atados a lo que creemos que es real.
Y de repente la vida comienza a moverse más rápido, y nos empuja a un vertiginoso rio de emociones, pensamientos y sentimientos que no sabemos cómo manejar; de repente nos vemos avocados a una situación global, que obviamente no sabemos cómo afrontar, no sabemos qué va a suceder y por momentos nos sentimos como barcos a la deriva en un mar tempestuoso, sentimos que hemos perdido la brújula que antes nos dirigía hacia puertos aparentemente seguros, y nos sentimos sacudidos por oleadas de emociones, que reflejan confusión y desconcierto.
Necesitamos DESPERTAR y hacernos conscientes de quienes somos, de donde venimos, para donde vamos y cuál es el rol que nos corresponde jugar en este juego de la existencia terrena.
Hacernos conscientes que somos la Esencia Divina del Padre experimentando una realidad material, para aprender a desarrollar la virtud del Amor.
La naturaleza no discrimina. Toca tanto al portento como al humilde (humilde, por usar un término cultural familiar entre nosotros) Al mandatario y al mandado, al pobre y al rico, al ilustrado y al iletrado. Todos los estratos sociales y económicos son tocados, de una u otra manera. ¿Esto que nos muestra?
La pedagogía universal para nosotros, la mayoría de las veces tiene caminos que nos parecen crueles y extremadamente desafiantes. De repente vemos la muerte asomada por todas partes., el aparente peligro asechando en cada esquina.
Para la pedagogía del universo no existen los mismos criterios que tenemos nosotros los humanos quienes estamos en estos niveles primarios de desarrollo de Conciencia. Para el Universo la muerte no representa lo mismo que para nosotros. Que un determinado número de personas (y puede ser cualquiera de nosotros) deje este vehículo, no representa ninguna tragedia. Para nosotros si lo es.
Todo el desorden planetario necesitamos leerlo entre líneas y no ver la botella media vacía, sino la botella medio llena. Necesitamos comprometernos y dejar de propiciar mensajes catastróficos y apocalípticos que promueven un estado de pánico colectivo, que solo conduce a bajar los niveles de energía vital en personas que aún no han desarrollado la capacidad de mantenerse alejados de esa influencia.
Lo que estamos viviendo a nivel planetario, nos muestra lo frágiles que somos, lo incapaces que estamos para afrontar las situaciones de la naturaleza; nos muestra claramente, que aún no tenemos la tecnología para hacer frente ni a epidemias, ni al cambios climáticos, ni a desordenes naturales y dejar de creernos infantilmente, ser los poderosos que podemos mover el mundo a nuestro antojo y criterio.
Creer que es importante tener armas para protegernos del enemigo, especializarnos preparando hombres y mujeres para la guerra, Ohh cuan errados estamos, basta con que la naturaleza movida por la pedagogía universal, decida mostrarnos el resultado de la violación a las leyes del Universo, para hacernos ver lo frágiles que somos y lo dormidos que estamos, para caer en estados de pánico y convertirnos en propulsores de más pánico. Despertemos… ese no es el camino.
¿A cambio que podemos hacer? He aquí varios puntos que nos pueden ayudar.
- Céntrate en ti y medita con mayor frecuencia
- Ora, ora con sabiduría.
- Practica la visualización e imagina como todos los seres humanos estamos sanos fuertes, felices y fraternos.
- Solo acepta pensamientos de gratitud, de valoración, de respeto, de amor y compasión.
- Hazte consciente de tu poder interno y crea desde allí el mundo en donde quieres vivir.
- Fraterniza más. En tu interior se consciente que formas parte de un colectivo llamado humanidad; que provenimos de la misma fuente y por tanto todos somos hermanos, que si bien no podemos esperar que todos nos comportemos de igual manera, desde nuestro interior veamos a cada Ser como HERMANO!
- No juzguemos a nadie ni a nada. Ni como, ni porque ocurre esto o aquello; muchas historias se tejen y no importa cuál sea la historia, tu solo piensa en expresar compasión, amor y gratitud, por todo cuanto sucede y por todos los Seres vivientes.
Despertemos y convirtámonos en ejemplo de vida, de respeto, de comprensión y tolerancia. Es momento de poner en práctica enseñanzas tan profundas como las que nos dejó nuestro amado Maestro Jesús.
“Amaos los unos a los otros como yo os he amado” Es hora de llevar a la práctica estas palabras, haciéndonos conscientes en todo momento, a cada instante de que el amor es el único camino.
“Buscad el Reino de Dios dentro de vosotros, lo demás llegara por añadidura” Nos invita a no buscar afuera, a no tratar de cambiar nada afuera, todo esta como necesita estar, y que el trabajo necesitamos hacerlo es en nuestro interior y en ningún otro lugar. Nos invita a servir incondicionalmente a todo ser, y que y que por ley de compensación nos llegará lo que corresponde.
“Yo soy el camino, la verdad y la vida” Sus enseñanzas, son el camino, porque son basadas en la verdad, por tanto, nos llevaran a concretar aquí y ahora, una vida de convivencia armónica basada en el respeto y en la expresión de nuestros valores.
¡Despertemos hermanos, DESPERTEMOS!
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